Cómo elegir la mejor cal agrícola en 2025: guía completa
Conoce los tipos de cal agrícola, sus beneficios y cuál elegir para mejorar el suelo y obtener cultivos más productivos este 2025.
Conoce los tipos de cal agrícola, sus beneficios y cuál elegir para mejorar el suelo y obtener cultivos más productivos este 2025.
Tierra fértil
Para elegir la mejor cal agrícola, analiza tu suelo con pruebas de pH y composición para determinar si necesitas cal dolomítica (con magnesio para suelos deficientes), calcítica (solo para aumentar el pH) o hidratada (para acción rápida). Adapta tu elección a los requerimientos de pH específicos de tus cultivos y evalúa el poder de neutralización y la velocidad de acción de la cal, considerando que una cal más fina y aplicada en suelo húmedo antes de la siembra será más eficiente para optimizar la fertilidad y productividad de tu terreno.
El equilibrio químico del suelo es un factor clave en la productividad agrícola, y la cal agrícola juega un papel fundamental en su corrección. Más allá de neutralizar la acidez, este insumo contribuye a mejorar la estructura del suelo y la absorción de nutrientes esenciales.
En 2025, con el avance de la tecnología agrícola, seleccionar la cal adecuada requiere conocer sus distintos tipos y aplicaciones para optimizar los cultivos y maximizar los rendimientos.
En esta guía te ayudará a identificar cuál es la mejor opción para tu terreno y cómo aplicarla correctamente para lograr un suelo más fértil y productivo. ¡Quédate leyendo!
La cal agrícola es un producto compuesto principalmente por carbonato de calcio y, en algunos casos, carbonato de magnesio, lo que permite reducir la acidez del suelo, permitiendo que las plantas absorban mejor los nutrientes disponibles.
¿Por qué usarla?:
Neutraliza la acidez del suelo, mejorando la disponibilidad de nutrientes como fósforo y potasio.
Favorece un entorno biológico activo, estimulando microorganismos que enriquecen el suelo.
Mejora la estructura del
sustrato del suelo, facilitando el drenaje y reduciendo la erosión.
Reduce la necesidad de fertilizantes químicos, al optimizar el uso de los nutrientes ya presentes.
Contribuye a la regeneración de suelos degradados, aumentando su capacidad de retener agua y carbono.
Disminuye la huella ambiental, al fomentar prácticas agrícolas más eficientes y menos dependientes de insumos sintéticos.
Existen diferentes tipos de cal agrícola, cada uno con características y usos específicos. Elegir el adecuado depende de las condiciones del suelo, los requerimientos del cultivo y los niveles de magnesio presentes.
Cal dolomítica: contiene tanto carbonato de calcio como carbonato de magnesio, lo que la hace ideal para suelos con deficiencia de este último elemento. Su aplicación ayuda a mejorar la disponibilidad de nutrientes, especialmente en cultivos exigentes en magnesio, como el maíz o la soja.
Cal calcítica: compuesta casi en su totalidad por carbonato de calcio, es una opción recomendada para suelos que solo requieren un aumento del pH sin necesidad de corregir los niveles de magnesio. Es una de las opciones más utilizadas en la agricultura debido a su eficacia y disponibilidad.
Cal hidratada: también conocida como cal apagada, esta variante es altamente reactiva, por lo que actúa más rápido que otras opciones. Es ideal para situaciones donde se necesita una corrección inmediata del pH del suelo, aunque debe aplicarse con precaución para evitar desequilibrios.
Cal agrícola dolomita
Seleccionar la cal agrícola correcta es esencial para optimizar la calidad del suelo y garantizar un crecimiento saludable de los cultivos. Existen diversos factores que influyen en su efectividad, desde las condiciones del terreno hasta las necesidades nutricionales de las plantas.
Por eso, valuar estos aspectos permite tomar decisiones informadas que favorecen una producción agrícola eficiente y sostenible. A continuación, te mostramos lo más importante a tener en cuenta al momento de seleccionar el tipo de cal para tu terreno.
Cada tipo de suelo responde de manera diferente a la aplicación de cal agrícola. Un análisis previo permite conocer la composición y características del terreno, como su textura, contenido de materia orgánica y retención de agua.
Factores clave:
Suelos arcillosos: tienen mayor capacidad de retención de nutrientes y requieren dosis más altas.
Suelos arenosos: son más livianos y necesitan aplicaciones más frecuentes pero en menores cantidades.
Análisis de suelo previo: permite conocer la textura, contenido de materia orgánica y capacidad de retención de agua.
El pH del suelo influye directamente en la absorción de nutrientes por las plantas. Suelos con un pH demasiado bajo pueden dificultar el desarrollo radicular y reducir la disponibilidad de minerales esenciales como el calcio y el magnesio.
Recomendaciones según acidez:
pH bajo (menor a 5.5): se recomienda usar cal dolomítica, que también aporta magnesio.
pH levemente ácido (entre 5.5 y 6.5): puede corregirse con cal calcítica, sin alterar otros minerales.
Usar un medidor de pH o enviar muestras al laboratorio para determinar el nivel exacto.
Cada cultivo tiene requerimientos específicos de pH para un desarrollo óptimo. Por eso, elegir la cal según lo que vas a cultivar es clave para evitar deficiencias nutricionales.
Cereales como el trigo y el maíz se benefician de suelos con pH moderadamente ácido, entre 6.0 y 6.5.
Leguminosas como la alfalfa requieren niveles más neutro, más cercano a 7.0.
Hortalizas como lechuga y tomate necesitan suelos bien equilibrados, entre 6.2 y 7.0.
Elegir la cal agrícola adecuada favorece la disponibilidad de nutrientes esenciales, mejorando la productividad y calidad de la cosecha.
No todas las cales actúan al mismo ritmo. Algunas corrigen el pH rápidamente, mientras otras tienen un efecto más gradual.
¿Qué tener en cuenta?:
Cal hidratada: acción rápida, ideal para ajustes urgentes.
Cal dolomítica o calcítica: acción progresiva, ideal para mejorar el suelo a largo plazo.
Revisa siempre el poder de neutralización en la etiqueta del producto: este valor indica su efectividad.
Aplicar correctamente la cal agrícola marca la diferencia en la salud del suelo y el rendimiento de los cultivos. Conocer los métodos adecuados y ajustar la dosis a las condiciones del terreno es clave para obtener resultados visibles y sostenibles.
Existen diferentes técnicas para distribuir la cal agrícola, cada una con ventajas según las condiciones del suelo y el tipo de cultivo:
Distribución superficial: se esparce la cal sobre el suelo sin incorporarla, permitiendo que las lluvias o el
riego con mangueraso
aspersores de riegola vayan integrando de manera progresiva. Es ideal para suelos con buena estructura y drenaje.
Incorporación mecánica: se mezcla la cal con el suelo mediante arado o rastra, asegurando una distribución homogénea. Es la mejor opción para terrenos compactos o con alta acidez en las capas más profundas.
Arado zanjeador
Determinar la dosis exacta de cal agrícola es clave para evitar excesos o aplicaciones insuficientes.
Se recomienda entre 1 y 2 toneladas por hectárea.
Factores como el pH inicial, la textura del suelo y el tipo de cultivo influyen en la dosis ideal.
Un análisis previo del suelo es la mejor forma de ajustar la aplicación de manera precisa y eficiente.
Varios aspectos pueden influir en la efectividad de la cal agrícola una vez aplicada:
Tamaño de las partículas: cuanto más fina sea la cal, más rápida será su reacción en el suelo.
Humedad del terreno: aplicar la cal en un suelo ligeramente húmedo favorece su disolución y absorción.
Época del año: lo ideal es aplicarla meses antes de la siembra para permitir su integración al suelo
El uso eficiente de la cal agrícola no solo mejora la calidad del suelo, sino que también maximiza el rendimiento de los cultivos. Para lograr un impacto duradero, es fundamental aplicar estrategias complementarias que optimicen sus beneficios y aseguren una corrección efectiva del pH.
Antes de incorporar cal al terreno, es fundamental realizar un análisis de suelo que determine su nivel de acidez y los requerimientos específicos de corrección. Esto permite establecer la cantidad exacta de cal necesaria y evitar aplicaciones excesivas que puedan alterar la estructura del suelo o afectar la disponibilidad de ciertos nutrientes.
La cal agrícola actúa con mayor eficacia cuando se combina con otras prácticas que mejoran la fertilidad del suelo:
Rotación de cultivos: ayuda a equilibrar la extracción de nutrientes y mantener un pH estable.
Incorporación de materia orgánica: mejora la retención de humedad y favorece la actividad microbiana que facilita la absorción de calcio y magnesio.
Uso de fertilizantes balanceados: ajustar
los fertilizantesen función del pH del suelo evita la pérdida de nutrientes esenciales.
La corrección del pH con cal agrícola no es un proceso inmediato, sino que requiere seguimiento continuo. Para mantener el equilibrio del suelo:
Monitorea el pH periódicamente con pruebas regulares, especialmente después de lluvias intensas o cosechas que pueden afectar la acidez del suelo.
Reaplica cal de ser necesario, ya que su efecto puede disminuir con el tiempo, dependiendo de factores como el tipo de suelo y la actividad agrícola.
Ajusta las dosis en función del cultivo, ya que cada especie vegetal tiene un rango de pH óptimo diferente.
Elegir la cal agrícola adecuada no es solo una cuestión técnica, sino una decisión clave para el futuro de tus cultivos. Conocer el tipo de suelo, su nivel de pH y las necesidades de cada planta te permitirá aplicarla de forma más efectiva y asegurar una mejor absorción de nutrientes.
Una aplicación bien hecha mejora el rendimiento, fortalece la estructura del suelo y reduce la necesidad de fertilizantes químicos. Es una inversión en productividad y sostenibilidad a largo plazo.
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