Loren Kramer, Fabricante De Guantes Lp

Descripción

Si el Chateau Marmont pudiera cantar. Sería esto. La voz de Loren Kramar vibra con el desvergonzado zumbido de una habitación después de la salida de una celebridad. Aspiración extática. Duda. Proximidad. Deseo. El álbum Glovemaker trata sobre las pieles que creamos para que el mundo las vea, y Loren nos recuerda que todos somos travestis. Todos expuestos. No importa qué guantes nos pongamos. Soy una zorra para todos mis sueños, Loren Kramar canta con el descaro de Patti Smith, soy una zorra para ellas, tengo más de ellas. Las letras de Loren se mueven como oropel, brillan con valentía y luego con la misma rapidez, se enroscan y se debilitan ante los reflectores. Loren siempre ha estado obsesionada con la fama. No con personajes famosos, sino con la electricidad que pervierte la atención: el abrumador deseo de ser visto de verdad. Y todo lo de Loren, y su obsesión, está en este álbum. Creció en el Valle, obligado a esconder sus Barbies de su padre, así que el armario era un precioso rancho español en un callejón sin salida dorado repleto de celebridades. Naturalmente, este chico gay quería ser una estrella infantil, por lo que su madre lo llevó en secreto a clases de claqué, jazz y patinaje artístico. Tengo que poner manos y pies en el concreto, canta Loren, en Hollywood Blvd, una canción que suena con bravuconería musculosa. Pero Gay Angels nos recuerda que el enamoramiento de Loren por el estrellato está inextricablemente vinculado a su condición de lesbiana y a su propio deseo de vivir sin miedo. Ser famoso es salir. Ser conocido. Para ser él mismo. Glovemaker se ha convertido en una especie de código para la creación artística en sí misma. Un guante como cubierta o máscara que sigue los contornos de la vida que hay debajo de él. Como canción y símbolo, este es un álbum sobre estudiar y trazar una vida, y luego compartir lo que hay allí, dice Loren. Y su deseo de compartir la verdad parece urgente. Escuchar a Loren es entender que no hay otra opción; las canciones deben estar en el aire ahora mismo. En este mismo segundo. Me veo desgarrando y dividiéndome y convirtiéndome en un trampolín, canta No Man, rompiéndonos el corazón junto al suyo. Loren, mitad poeta y mitad diva del teatro, narra la tragedia de respirar en este planeta, porque al igual que Eartha Kitt o Cat Stevens, Loren es, en esencia, una increíble narradora de historias. Todo este álbum es un santuario, un manto sobre el fuego ardiente de la vida, repleto de recuerdos de Loren; todo el dolor y la lujuria deslumbran a una vista descarada. Este es el álbum de un compositor. Las letras de Loren son todas suyas, y lo sientes con cada palabra brillante, parecida a la de un maraschino, que sale de sus labios. Como un amante, gritas y me rompo, golpeo como un martillo, canta Loren. Y podemos sentir lo que siente Loren. Vivimos en su cerebro, aprovechando su género que dobla las emociones, en una ola de pop moderno. Y las canciones elevan, son himnos de fe: Hollywood Blvd, Im a Slut, Euphemism, Gay Angels son todas odas al triunfo sobre los corrosivos poderes del miedo y la duda. Y en esta atracción, la voz de Loren es la barandilla, siempre deseosa de estirarse y transformarse, ponerse el cinturón, cantar, multiplicarse y mantenernos a salvo. Glovemaker da una bofetada y vuela. El álbum es una obertura extática al amor y la soledad, a los sueños y las promesas, a todo lo que Los Ángeles ofrece. Abróchate el cinturón. Loren sabe cómo crear espacios, cómo movernos a través de bares oscuros, estadios con luces estroboscópicas, bungalows alfombrados de color beige y carreteras iluminadas en amarillo. ¿Qué te parece Los Ángeles? Pregunta Loren. Espero que te encante.