Rudolf Kolisch En Honor Al Cd De Rudolf Kolisch

Descripción

In Honor of Rudolf Kolisch (1896-1978) es el tributo de seis discos de Music & Arts a una figura clave de la música del siglo XX cuyo nombre se invoca en varios contextos históricos, pero cuya obra grabada real sigue siendo casi desconocida. Rudolf Kolisch era el líder del Cuarteto de Cuerdas Kolisch, la banda house en las conferencias del ISCM de Arnold Schoenberg en la década de 1920 y un grupo que formó la primera línea de defensa de los movimientos musicales de vanguardia en Europa antes del ascenso de la Alemania nazi. Como el Kolisch también grabó una buena cantidad de literatura estándar para cuartetos, esta colección se limita principalmente a esta y a las grabaciones de otros grupos de Kolisch sobre la Segunda Escuela de Viena y Bart k, aunque la grabación del Cuarteto Kolisch del octeto de Schubert en fa, interpretada con otros músicos invitados, de la Biblioteca del Congreso en 1940 se incluye como bonificación. El programa comienza con una extraordinaria y audaz serie de grabaciones privadas, realizadas en un escenario de United Artists en Hollywood bajo la égida de Alfred Newman, de los cuatro cuartetos de cuerda de Schoenberg que datan de finales de 1936 y principios de 1937. El Cuarto Cuarteto aún no se había estrenado; esto ocurriría al día siguiente de la grabación, el 8 de enero de 1937, en la UCLA. De esta misma sesión se incluyen algunos de los comentarios orales de Schoenberg, en los que da las gracias a Newman y United Artists, e incluso se dirige a los amigos de su música que pertenecen al futuro, presumiblemente aún no nacidos. Estas grabaciones se han publicado varias veces, a pesar de su procedencia p-r-r-privada (ritmo Schoenberg) y, lamentablemente, poco se puede hacer para rescatarlas de su ruidosa y algo tenue perspectiva de audio. Nunca se han abordado, en un sentido sonoro, con tanto dominio como aquí. Desde un punto de vista interpretativo, esta interpretación de Kolisch del Cuarteto de cuerda n. 1 en re menor sigue siendo una de las mejores realizadas, simplemente porque el grupo conoce a fondo el entorno vienés en el que se concibió el cuarteto y no trata de hacerlo sonar más moderno de lo que es. De ahí pasamos a 1950 y al Cuarteto Pro Arte de la Universidad de Wisconsin, un grupo preexistente del que Kolisch se hizo cargo en 1945 y adaptado para representaciones de literatura contemporánea para cuartetos. Tenemos una segunda oportunidad con el Tercer Cuarteto de Schoenberg con este grupo, y la interpretación es más ajustada e incluso más intensa que la del Cuarteto Kolisch, sin mencionar que se escucha con un excelente sonido mono tomado de un Dial LP. Por alguna razón, la perspectiva sónica es un poco más limitada en la Suite Lírica de Berg y en algunos de los otros Diales, pero aun así es sorprendente darse cuenta de que al escuchar el Berg estás escuchando una interpretación dirigida de la misma persona que estrenó esta obra, ahora estándar, en el Festival ISCM de 1927. Los ritmos que se observan aquí son más rápidos que en la mayoría de las actuaciones; de hecho, el ritmo del Allegro misterioso es francamente vertiginoso. Los tres discos que siguen son un bochorno repleto de riquezas: Kolisch, escuchado en un contexto poco común como solista, tocando el concierto de Schoenberg en la Universidad de Wisconsin, la Sonata Bart k para violín solo y Fantasy, op. 47, de Schoenberg, con su colega Gunnar Johansen. Con el Cuarteto Pro Arte, se escuchan más grabaciones de Dial: las Webern Opp. 5 y 9, el primer cuarteto de cuerda en re de Schoenberg de 1897 y el Quinto Cuarteto de Bart k. Además del valor puramente histórico de las grabaciones y su calidad de sonido altamente variable, ¿cómo es Kolisch? En su época, toda esta música era desconocida, y en el siglo XXI casi toda es familiar; en cierto sentido, parte de ella ha alcanzado un punto de perfección que se acerca a la fosilización. Desde luego, Kolisch no busca hacer que su Schoenberg o Bart k sea cálido y acogedor, y no tiene ningún problema en considerarla música difícil; después de escuchar su Sonata Bart K para violín solo, algunos podrían preguntarse si Kolisch no lo está haciendo un poco más diferente.