¿Cómo termina Colateral?

"

, la obra maestra de suspenso dirigida por Michael Mann, no es solo una película de acción trepidante. Es un estudio psicológico de dos personajes diametralmente opuestos, un viaje nocturno a través de la oscuridad de Los Ángeles, y una reflexión sobre el azar, la moralidad y las consecuencias imprevistas de nuestras acciones.

El final de "Colateral", lejos de ser una conclusión convencional, es un desenlace ambiguo, cargado de simbolismo y abierto a múltiples interpretaciones. Esta nota se sumerge en los detalles del final, explorando sus implicaciones, el destino de los personajes y el mensaje subyacente que deja al espectador.

Para comprender plenamente el final de "Colateral", es crucial recordar el viaje emocional y físico que han recorrido los protagonistas:

Max (Jamie Foxx): un taxista meticuloso y soñador, atrapado en una rutina asfixiante. Su encuentro con Vincent lo obliga a salir de su zona de confort y a confrontar sus propios miedos e inseguridades.

Vincent (Tom Cruise): un asesino a sueldo frío, calculador y nihilista. Su visión del mundo es cínica y despiadada, y ve a Max como un simple instrumento para llevar a cabo su misión.

A lo largo de la noche, Max se convierte en el cómplice involuntario de los asesinatos de Vincent. Es testigo de la brutalidad y la eficiencia de este depredador urbano, y su propia vida pende de un hilo. Intenta escapar, alertar a la policía, incluso sabotear los planes de Vincent, pero cada intento resulta infructuoso. La tensión se acumula a medida que la detective Fanning (Jada Pinkett Smith) sigue el rastro de los crímenes, acercándose peligrosamente a la pareja.

El clímax de "Colateral" tiene lugar en un escenario emblemático de Los Ángeles: el metro. Este espacio, a menudo asociado con el anonimato, el movimiento constante y la confluencia de vidas, se convierte en el campo de batalla final entre Max y Vincent. La elección del metro no es casual; simboliza:

El laberinto urbano: el metro con sus túneles, pasillos y estaciones, representa la complejidad y la opresión de la vida moderna, donde es fácil perderse y sentirse atrapado.

El viaje interior: el viaje en metro de Max y Vincent es, en última instancia, un viaje interior. Max se enfrenta a sus demonios y encuentra una fuerza que no sabía que poseía. Vincent, por su parte, se ve confrontado con su propia mortalidad y la fragilidad de su filosofía de vida.

La conexión humana: a pesar de su hostilidad, Max y Vincent desarrollan una extraña conexión a lo largo de la noche. Comparten momentos de vulnerabilidad y se ven obligados a depender el uno del otro para sobrevivir. El metro, como espacio de encuentro y tránsito, subraya esta conexión.

Refugio y a la vez ratonera: es un lugar seguro, que se encuentra en constante movimiento, donde se encuentran a salvo de la policía.

El enfrentamiento en el metro es un clímax tenso y claustrofóbico. Max, finalmente harto de ser una marioneta en el juego de Vincent, decide tomar el control de su destino. Utiliza su conocimiento del sistema de metro para intentar escapar y, en un giro inesperado, provoca un accidente que deja el tren varado.

Lo que sigue es un juego del gato y el ratón en la oscuridad, con Vincent persiguiendo a Max a través de los vagones vacíos. La tensión se construye a medida que los dos hombres se enfrentan en un tiroteo final.

En el clímax del tiroteo, Max, a pesar de estar herido, logra disparar a Vincent. La escena es crucial por las siguientes escenas: 

La ambigüedad del disparo: no vemos claramente si Max apunta directamente a Vincent o si el disparo es producto del azar y la desesperación. Esta ambigüedad es intencional, ya que refleja la naturaleza caótica y fortuita de los eventos que han llevado a este punto.

La reacción de Vincent: herido de muerte, Vincent se sienta en un asiento del metro, con una expresión de sorpresa y resignación en su rostro. Sus últimas palabras son enigmáticas: "Hey, Max... ¿sabes? El metro de Los Ángeles... No nos lleva a ninguna parte".

La transformación de Max: Max sale del metro, visiblemente afectado por la experiencia pero también transformado. Ha sobrevivido a una noche infernal y ha encontrado una fuerza interior que desconocía.

El final de "Colateral" no se limita a la muerte de Vincent. Es un final abierto que invita a la reflexión y a múltiples interpretaciones:

El triunfo de la voluntad: Max, el hombre común, logra derrotar al asesino profesional, demostrando que incluso en las circunstancias más adversas, es posible tomar el control de nuestro destino.

La futilidad de la violencia: la muerte de Vincent, lejos de ser una victoria gloriosa, es un evento triste y solitario. Su filosofía nihilista y su vida dedicada al crimen terminan en un vagón de metro vacío.

El azar y la fatalidad: el final subraya la idea de que la vida es impredecible y que nuestras acciones pueden tener consecuencias inesperadas. Max se vio arrastrado a una situación de vida o muerte por pura casualidad y su supervivencia también depende en parte del azar.

La redención de Max: a pesar de haber sido cómplice de los crímenes de Vincent, Max encuentra una forma de redención al enfrentarse a él y detenerlo. La experiencia lo cambia para siempre, pero también le da la oportunidad de empezar de nuevo.

El simbolismo del metro: la frase final de Vincent, "No nos lleva a ninguna parte", puede interpretarse de varias maneras. Puede referirse a lo efímero de su propia vida, a la naturaleza cíclica de la violencia o incluso a la idea de que todos estamos atrapados en un viaje sin un destino claro.

El final de "Colateral" es un ejemplo de cómo un desenlace ambiguo puede ser más poderoso y significativo que una resolución convencional. La película nos deja con preguntas, reflexiones y una sensación de inquietud que perdura mucho después de que los créditos hayan terminado.

La maestría de Michael Mann radica en su capacidad para crear una atmósfera de tensión constante, desarrollar personajes complejos y explorar temas universales como el azar, la moralidad y la redención. "Colateral" es un thriller que trasciende el género, convirtiéndose en una obra cinematográfica que invita a la reflexión y al debate.

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