“Impacto Profundo”: ¿Podría un cometa destruir la Tierra?

La película “Impacto Profundo” se estrenó en 1998, en pleno auge del cine catástrofe. Más allá del drama familiar y las decisiones de último minuto que están presentes en ella, nos dejó una gran pregunta en el aire: ¿podría realmente un cometa acabar con nuestro planeta?

En este artículo, analizamos qué tan probable es un evento como el que muestra la cinta. Exploramos la ciencia real detrás de los cometas, los riesgos astronómicos conocidos, las diferencias con otros cuerpos celestes como los asteroides y qué medidas existen (o no) para evitar una catástrofe global. 

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Impacto Profundo

¿Qué pasa en la película “Impacto Profundo”?

“Impacto Profundo” comienza con un descubrimiento astronómico accidental: un joven estudiante detecta un cometa que se dirige a la Tierra. La NASA confirma la amenaza y el gobierno de Estados Unidos, con la ayuda de una misión espacial, intenta desviar el cuerpo celeste antes de que sea demasiado tarde. 

El plan falla parcialmente y, finalmente, una parte del cometa impacta en el océano Atlántico, provocando un mega-tsunami que borra gran parte de la costa este de Estados Unidos.

La película se diferencia de otras del mismo género porque se enfoca en las consecuencias emocionales, sociales y políticas del evento. Hay bunkers subterráneos, dilemas éticos, sacrificios heroicos y un retrato sobrio del pánico global. 

El cataclismo no elimina a la humanidad, pero sí plantea una extinción parcial con millones de muertos. No es un apocalipsis total, sino uno profundo, como su nombre indica.

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Un cometa, testigo del paso del tiempo

¿Qué es un cometa y por qué sería tan peligroso?

A diferencia de los asteroides, que son rocas metálicas o pétreas, los cometas están hechos principalmente de hielo, polvo y roca. Son como “bolas de nieve sucia” que orbitan el Sol en trayectorias elípticas. Provienen del Cinturón de Kuiper o la Nube de Oort, regiones lejanas del sistema solar. 

Cuando un cometa se acerca al Sol, su núcleo se calienta, formando la característica cola brillante que los hace visibles desde la Tierra.

El peligro de un cometa no está tanto en su composición como en su velocidad. Suelen moverse mucho más rápido que los asteroides: un cometa puede viajar a más de 50 mil kilómetros por hora. Esto significa que, aunque esté compuesto de materiales más frágiles, su impacto tendría una fuerza devastadora por la energía cinética involucrada.

Además, los cometas de largo período (como el que aparece en la película) pueden venir desde tan lejos que apenas si tenemos tiempo de reaccionar. A veces se detectan con pocos meses de anticipación, lo que complica cualquier intento de defensa.

¿Qué tan probable es un impacto como el de la película?

La probabilidad de que un cometa de gran tamaño impacte contra la Tierra es extremadamente baja… pero no es cero. Se estima que colisiones de cometas grandes (de más de 1 km de diámetro) ocurren en escalas de tiempo que van de cientos de miles a millones de años. 

El último gran impacto conocido fue el del asteroide que provocó la extinción de los dinosaurios hace 66 millones de años.

Los cometas que podrían causar un evento como el de “Impacto Profundo” son aún más raros que los asteroides. Pero tienen una ventaja preocupante: al venir desde regiones lejanas del sistema solar, pueden tomar por sorpresa a los astrónomos. 

A diferencia de los asteroides, que tienen órbitas más predecibles, los cometas pueden aparecer sin previo aviso y acercarse rápidamente a la Tierra.

La buena noticia es que los telescopios actuales están diseñados para detectar objetos cercanos. La mala noticia es que todavía hay cometas que podrían pasar desapercibidos hasta estar peligrosamente cerca. Así que sí: un evento como el de “Impacto Profundo” es improbable… pero no imposible.

¿Podría la humanidad detener un cometa real?

En la película, una nave espacial cargada con explosivos nucleares intenta destruir o desviar el cometa. Este tipo de plan ha sido considerado por científicos reales, especialmente en los programas de defensa planetaria de la NASA y la ESA. La idea básica es simple: golpear o detonar algo en el cometa para cambiar su trayectoria.

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Nave rumbo al cometa para intentar desviarlo

En 2022, la misión DART (Double Asteroid Redirection Test) demostró por primera vez que es posible alterar el curso de un asteroide mediante un impacto cinético. La nave golpeó al asteroide Dimorphos, logrando modificar su órbita. Aunque era un asteroide, no un cometa, el principio podría aplicarse con ajustes técnicos.

El problema con los cometas es su velocidad y su trayectoria impredecible. Si se detectan con muy poco tiempo, sería casi imposible lanzar una misión a tiempo. Y si son demasiado grandes, una bomba nuclear podría no ser suficiente. 

Por eso, los expertos coinciden en que lo más importante es la detección temprana. Cuanto antes veamos venir la amenaza, más tiempo tendremos para actuar.

Tsunamis, invierno nuclear y extinción: Los escenarios posibles

Una de las escenas más impactantes de “Impacto Profundo” es el gigantesco tsunami que arrasa Nueva York y Washington D.C. ¿Es eso científicamente posible? 

Sí. Si un cometa de unos 2 a 5 kilómetros impactara en el océano, podría generar olas de cientos de metros que arrasarían ciudades costeras en cuestión de minutos. Esto no es ficción: el impacto de Chicxulub, que acabó con los dinosaurios, produjo olas de hasta 1.500 metros.

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El cometa impacta en el océano, generando un megatsunami

Pero ese sería solo el comienzo. El polvo levantado por el impacto cubriría la atmósfera, bloqueando la luz solar y provocando un “invierno de impacto” global. Las temperaturas bajarían, las cosechas fallarían y millones podrían morir de hambre

Además, los incendios provocados por el calor liberarían dióxido de carbono, contribuyendo luego a un “efecto invernadero inverso”.

Es decir, un cometa como el de la película no destruiría la Tierra… pero sí la haría casi inhabitable durante años o incluso décadas. Los sobrevivientes enfrentarían un mundo desolado, con un colapso ecológico global.

¿Qué medidas existen hoy para protegernos?

Actualmente, existen varios programas que monitorean el cielo en busca de objetos potencialmente peligrosos. El más conocido es el “Planetary Defense Coordination Office” de la NASA. También está el proyecto “NEO Surveyor”, que busca mejorar la detección de asteroides y cometas cercanos a la Tierra con un telescopio espacial dedicado.

El problema es que el financiamiento y la preparación técnica no van al mismo ritmo del riesgo potencial. La mayoría de estos programas aún están en fase de desarrollo o con presupuestos limitados. Y hasta ahora, ningún plan internacional real se ha implementado para coordinar una respuesta conjunta en caso de emergencia planetaria.

La película “Impacto Profundo” imaginó bunkers subterráneos donde los gobiernos salvarían a una fracción de la población. En la vida real, no hay nada parecido. En caso de una amenaza inminente, lo más probable es que se tome una decisión rápida, improvisada y con consecuencias éticas complejas.

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Evacuación masiva 

La fascinación del cine con el fin del mundo

“Impacto Profundo” es parte de una larga tradición del cine que explora el colapso de la civilización a manos del cosmos. 

Desde “When worlds collide” (1951) hasta “Don’t look up” (2021), pasando por “Melancholia” (2011), el cine ha usado los objetos celestes como metáforas del miedo humano a lo inevitable. En este sentido, los cometas y asteroides no son solo amenazas físicas: son símbolos de lo que no podemos controlar.

La película también es interesante por cómo plantea el papel de los medios, la política y la ciencia ante una crisis global. ¿Quién debe ser salvado? ¿Quién decide? ¿Hasta qué punto la fe en la tecnología puede reemplazar nuestra propia humanidad? 

Estas preguntas siguen siendo vigentes hoy, en una época donde la ciencia avanza más rápido que la ética.

Conclusión

“Impacto Profundo” no es solo una película de desastres, es una advertencia seria disfrazada de ficción. Si bien el escenario que plantea es extremo, no está fuera del ámbito de la ciencia. Un cometa podría, en efecto, cambiar el curso de la vida en la Tierra. No es probable, pero sí posible. Y por eso debemos prestarle atención.

El mejor escudo contra un “impacto profundo” no es una bomba nuclear, sino la anticipación. Invertir en ciencia, mejorar la detección temprana y construir cooperación internacional real podría ser la diferencia entre sobrevivir o no. 

La ficción, al final, puede ser un espejo incómodo de nuestras vulnerabilidades. Tal vez lo más aterrador de la película no sea el cometa, sino lo poco preparados que estamos para recibirlo.