Xbox One S vs Xbox One X: diferencias clave y cuál elegir

Aunque la

ya está disponible, la Xbox One S y la Xbox One X siguen siendo grandes opciones para quienes quieren entrar al mundo del gaming o actualizar su consola sin gastar de más. Ambas ofrecen compatibilidad con

, acceso a Game Pass y experiencias de entretenimiento que siguen vigentes.

Pero ¿cuál te conviene más? En esta comparativa te explicamos las diferencias clave entre la Xbox One S y la

Xbox One X

: potencia gráfica, rendimiento, diseño, almacenamiento y para qué tipo de persona o uso está pensada cada una. Así podrás elegir con seguridad la que mejor se adapta a ti.

Aunque ambas

forman parte de la misma familia, hay diferencias técnicas importantes que influyen en el rendimiento general, los gráficos y la experiencia de juego. Esta comparativa te ayudará a identificar cuál se adapta mejor a tus necesidades según el tipo de pantalla que tengas, el

que prefieras y el uso que le des a tu consola.

La

Xbox One

X fue diseñada como la consola más poderosa de su generación, mientras que la Xbox One S es una versión más accesible, pensada para quienes no necesitan gráficos 4K nativos. Veamos las diferencias clave.

La

Xbox

One S cuenta con un procesador AMD Jaguar de 8 núcleos a 1.75 GHz y una GPU integrada con 1.4 teraflops de potencia. Está pensada para resoluciones de 1080p y puede escalar hasta 4K, pero no genera gráficos 4K de forma nativa.

La Xbox One X cuenta con el mismo procesador AMD Jaguar, pero con mayor frecuencia (2.3 GHz), y una GPU personalizada con 6 teraflops de potencia, capaz de renderizar juegos en 4K nativo con texturas mejoradas.

Ambas consolas pueden ejecutar los mismos juegos, ya que pertenecen a la misma generación. Sin embargo, el rendimiento en pantalla varía de forma notoria, sobre todo en títulos exigentes o de mundo abierto.

Esta

consola

puede ejecutar todos los juegos de la generación Xbox One y muchos del catálogo actual, pero lo hace a resoluciones más bajas y, en algunos casos, con tiempos de carga más largos.

Gracias a su GPU más potente y mayor memoria RAM, la One X ofrece una experiencia más fluida y visualmente atractiva.

La diferencia gráfica entre ambas consolas es clara, sobre todo si juegas en una pantalla grande o con resolución 4K. La Xbox One S cumple bien su papel, pero la One X fue pensada para destacar en el apartado visual.

Aunque no renderiza juegos en 4K real, la Xbox One S mejora el contenido visual a través de técnicas de escalado, lo que es suficiente para pantallas Full HD.

Diseñada para aprovechar todo el potencial visual en juegos compatibles, la One X ofrece una experiencia mucho más inmersiva si se conecta a una pantalla UHD.

Además del rendimiento gráfico, hay otros factores que también influyen al elegir una consola: el tamaño, el espacio disponible para instalar juegos y cómo se comporta en el día a día. Aquí comparamos a fondo la Xbox One S y la Xbox One X en estos aspectos prácticos.

El diseño puede parecer secundario, pero importa mucho si tienes un centro de entretenimiento reducido o si te gusta mover la consola de un lugar a otro. Ambas tienen un estilo moderno y sobrio, pero hay diferencias en dimensiones y peso.

La Xbox One S es la más compacta de las dos. Su tamaño reducido la hace ideal para espacios pequeños o escritorios.

Aunque es más potente, la Xbox One X tiene un diseño más sobrio y un acabado negro mate. Es más pesada y ancha, pero sigue siendo discreta.

El almacenamiento interno es fundamental si usas

Game Pass

o compras juegos digitales. La diferencia no está solo en la capacidad, sino también en la velocidad de carga.

Este modelo suele venir con opciones de 500 GB o 1 TB, lo cual puede ser suficiente para juegos ligeros o quienes no instalan muchos títulos a la vez.

Todas las versiones de la Xbox One X vienen con 1 TB de almacenamiento, con mejor gestión y mayor velocidad de lectura gracias a su RAM más rápida.

El día a día con una consola no es solo jugar. Muchas personas la usan para ver series, escuchar música o navegar por apps. En este punto, ambas consolas cumplen, pero una lo hace con más soltura.

Fluida para navegación básica y muy funcional para plataformas como Netflix, YouTube o Spotify. Perfecta si la usarás también como centro multimedia.

Diseñada para responder más rápido, tanto en juegos como en multitarea. Se nota especialmente al alternar entre apps o acceder a juegos pesados.

La Xbox One S es una excelente opción si lo que buscas es una consola funcional, accesible y que te permita disfrutar de los principales juegos y servicios de Xbox sin necesidad de pagar más por potencia que quizá no vas a usar. Es ideal para los siguientes perfiles:

La Xbox One X fue pensada para quienes buscan una experiencia de juego más inmersiva, con mejores gráficos, tiempos de carga más cortos y mayor fluidez. Aunque ya no es lo más nuevo del ecosistema Xbox, sigue siendo una consola potente que puede competir con modelos más recientes.

Este modelo es ideal para personas que:

Tanto la Xbox One S como la Xbox One X pueden ejecutar los mismos títulos, pero no los manejan igual. La diferencia está en cómo lucen, en la fluidez y en el nivel de detalle que se logra al jugar. Aquí te compartimos algunos juegos populares que se disfrutan bien en cada consola, y te contamos por qué.

Si bien no tiene potencia para gráficos 4K reales, la Xbox One S puede manejar juegos casuales, deportivos o menos exigentes con muy buen desempeño. También es ideal para títulos retrocompatibles o juegos más livianos.

La Xbox One X fue pensada para sacar lo mejor de títulos con mundos abiertos, gráficos hiperrealistas o texturas en alta definición. Si tienes una TV 4K y te gustan los juegos exigentes, esta consola te va a dar mucho más detalle y estabilidad.

Después de comparar cada aspecto entre la

y la Xbox One X, ya tienes la información necesaria para tomar una decisión con seguridad. Si buscas una consola funcional, accesible y compacta, la One S es una gran opción. Si prefieres mayor potencia, fluidez y jugar en 4K, la One X es para ti.

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